Una madre se ve obligada a retirar la tumba de su hijo de cuatro años por una queja
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Después de conseguir ahorrar 4500€ para poder conseguir una lápida muy especial para su hijo de 4 años, esta madre se vio obligada a retirarla por una queja.
La lápida en concreto era tan importante para ella porque tenía la forma de un oso de peluche con una estrella en sus manos y se encontraba en el Cementerio de Great Malvern.
El pequeño Max Corbett-Garderer falleció después de varias complicaciones por culpa de la epilepsia cuando tan sólo tenía 4años. Su madre encargó esta nueva lápida para conmemorar el que habría sido su séptimo cumpleaños.
Tan sólo tres días después de que colocaran la nueva lápida los jefes de mantenimiento del cementerio tuvieron que quitarla ya que un familiar de alguien que estaba allí enterrado se había quejado. Al parecer se quejaba porque la lápida no estaba en sintonía con el resto del cementerio.
Quitaron la lápida sin avisar a su familia y ahora su madre está pidiendo por favor que vuelvan a ponerla en su lugar ya que necesitan un lugar donde poder recordar a su hijo.
«En el colegio, siempre que había pizza, le pedía a mi profesora y a mis compañeros que me diesen los restos de pizza que les sobraban.
Un día que nos pusieron pizza en el comedor, conseguí la mitad de una pizza cesar y 4 palitos rellenos de queso. Estaba literalmente brincando de alegría. Era tan raro que nos pusiesen pizza… Además la pizza era mi comida preferida por excelencia.
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En general, todos los días cogía el autobus de mi colegio con el tupper encima de mi ordenador. Pero ese día todos se sentaron cerca mía en clase y empezaron a preguntarme que por qué me llevaba la pizza a casa. Sinceramente no tenía ni idea de qué contestar. Estaba muy avergonzada.
Estaba deseando que llegase el momento de montarme en el autobús de vuelta a casa. Cuando llegué a casa, puse la pizza en el horno y llamé a mis hermanos y hermanas que estaban en sus cuartos.
Estaba tan contenta de poder compartir con ellos los palitos de queso y los trozos de pizza… Tenían 4, 6, 8 y 10 años. Había estado cargando ese tupper lleno de pizza durante 6 horas. No pude guardarme ningún trozo para mí pero estaba tan contenta viéndoles comer. No podíamos permitirnos económicamente comprar pizza y los días que la comíamos eran siempre muy especiales. Mi hermana de 6 años me dio su borde, es mi parte preferida y ella lo sabe.
Recuerdo que volví a mi cuarto y me senté en mi cama, que en realidad es un colchón tirado en el suelo sin patas y sin nada, a comerme el borde del trozo de pizza. Enseguida empecé a llorar desconsoladamente. Mis muebles eran todos cajas de cartón puestas unas encima de otras. Mi mesita de noche, mi escritorio…
Todo esto fue hace 4 años. Hoy en día mi familia y yo estamos mejor económicamente. Me encantaría volver a esa época, dar un abrazo a mi yo de 16 años y decirle que todo tarde o temprano pasa y que no hay mal que por bien no venga.
Gracias a todos por leer mi historia.»
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No hay nada como poder crecer con un hermano a tu lado. A pesar de que un hermano pueda conllevar a peleas, rivalidad que suele empezar desde la infancia, y un montón de espacio que debe ser compartido a medida que crecen, todos los hermanos tienen una conexión muy especial que con suerte, se mantiene para toda la vida.
Desafortunadamente, los hermanos que pasan por procesos de adopción deben separarse en muchas ocasiones, lo que no les permite desarrollar esa conexión especial. Sin embargo, hay también padres como Lacey Dunkin quienes se encargan de que ningún miembro en una familia de seis hermanos se sintiese separado.
A pesar de que tuvo que atravesar algunos momentos realmente difíciles para asegurarse de poder conseguir la custodia de la gran familia, nunca abandonó la idea de adoptar a este precioso grupo de niñas.
Echa un vistazo más abajo para saber más sobre esta increíble historia de adopción y ver las fotos de las seis hermanas:
Lincey Dunkin supo desde que tenía 25 años que quería ser madre, sin importarle si se llegaba a casar o no.
Después de que en 2011 recibiese el permiso de adopción, recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre.
La persona que le llamaba estaba buscando un padre adoptivo que pudiese acoger no uno, ni dos, ¡sino a cuatro hermanas a la vez!
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Dunkin aceptó sin ninguna duda, y las niñas se mudaron con ella y con sus padres directamente.
“No puedo explicar por qué me sentí tan completa al aceptar, pero así fue. Ni siquiera consideré en ningún momento la posibilidad de no acogerlas a todas ellas juntas. Para mi eran todas o ninguna” explicaba Dunkin.
Desafortunadamente, después de nueve meses de unión, su madre biológica reclamó la custodia de las cuatro niñas, incluyendo un recién nacido que había estado viviendo con otra familia.
Pero entonces, Dunkin recibió otra llamada totalmente inesperada un mes más tarde, esta vez, de la propia madre biológica.
La madre biológica de las niñas había decidido que quería lo mejor para sus hijas, lo que según ella era darlas en adopción a Dunkin.
Junto a esta inesperada decisión, la madre pedía una condición: quería saber si Dunkin estaría dispuesta a adoptar a todas las hermanas, incluyendo a la recién nacida.
Por supuesto, Dunkin accedió a adoptar al bebé también, ¡en total serían seis niñas!
A pesar de que el proceso de adopción fué muy poco ortodoxo, la familia no podía estar más feliz de tener a las seis hermanas juntas.
“Me aportan tanta felicidad y caos, que mi vida hubiera estado vacía y hubiese sido verdaderamente aburrida sin ellas”, explicaba Lacey a Country Living.
Han pasado unos tres años desde la gran adopción, y Dunkin se siente cada día más afortunada de tener seis hijas.
Sophia, 9, Natalie and Melanie, ambas 7, Kaylee, 6, Lea, 4, and Cecily, 2, ¡todas ellas han crecido juntas con una madre que en ningún momento dudó en acogerlas a todas ellas como una completa familia!
Recientemente, Dunkin compartió una foto conmovedora en Facebook de todas sus queridas hijas juntas. Escribió:
He sido nominada en La Maternidad se atreve a publicar una foto que me haga feliz o orgullosa de ser una madre. He elegido esta imagen.Elegí esta no porque fuese una foto bonita, aunque de hecho sí que lo es, sino por los recuerdos que me trae. El recuerdo del caos y el estrés que precedió a ESTA feliz y bonita imagen Mia y de mis niñas. Lo que no se puede ver son los gritos, plegarias, negociación que precedieron a la imagen. Las lágrimas, las quejas, el camino y a mí misma dándome la vuelta pidiendo: “ todo lo que quiero es una foto de todos nosotros, ¿¿¿es tanto pedir???” ¿No me veis pidiéndole a mi madre que bajara corriendo al parque, enviando mensajes de texto al querido fotógrafo diciéndole que había sido “una mañana infernal”, o gritándole de muy mala educación a una señora que se estaba tomando su tiempo para cerrar su puerta y dejarnos a nosotros aparcar. ( No fue mi mejor momento) Esta imagen me recuerda que incluso cuando pasamos ratos difíciles, la vida es preciosa. Que la presión produce diamantes, y que las cosas no tienen que ser “perfectas” para ser geniales.
Si admiras a las mamás que hacen todo lo que haga falta para que sus niños estén saludables, felices y sean queridos,
¡Comparte esta enternecedora historia con tus amigos!
Carl Parnell admite haber tenido bastantes problemas con la comida desde que tenía 7 años, tanto es así, que sus padres terminaron alimentándolo con cualquier cosas que él quisiese.
Quizás al estar involucrado con el deporte la mayor parte de su vida, este británico de 37 años solo fue un chico regordete sin demasiados problemas de alimentación a la vista. Su problema con la alimentación perduró durante la adolescencia y la edad adulta, no sabía qué podía hacer al respecto. Fue en 2012, cuando su hija de 4 años lo miró y dijo: «Papá, parece que te han hinchado con una bomba de bicicleta».
A partir de ese momento, Carl decidió que su vida necesitaba un cambio empezando por su alimentación.
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«Las palabras de mi hija me golpearon con dureza. Intenté devolverle una sonrisa, pero lo cierto es que me dolió conocer la imagen que mi hija tenía de mí», recordaba Carl. «Ahora me alegro de que me lo dijese, necesitaba oír eso y enfrentarme a la realidad.»
Durante los dos años siguientes, Carl probó innumerables dietas y planes de entrenamiento que no dieron ningún resultado. Siempre ocurría lo mismo, perdía un poco de peso y lo recuperaba, nunca conseguía bajar de los cien kilos. Desesperado por encontrar algún método para perder peso que tuviera efecto, se apuntó a un curso de nutrición online; fue en ese momento cuando las cosas comenzaron a cambiar de verdad.
«Como no encontré a nadie que me ayudara, decidí ayudarme a mí mismo.»
Después que pasasen 6 semanas desde la matriculación en el curso de nutrición y entrenamiento personal, Carl comenzó a ver la comida de forma diferente.
«No sabía nada sobre alimentación, siempre me creía las cosas que la gente me decía. Nunca pensaba en las calorías. Nunca me paré a pensar en la composición de un alimento específico y cómo esta afecta al cuerpo.»
Como la dieta de Parnell se basaba en congelados, pizzas, patatas fritas, dulces y comida rápida, por más tiempo que pasaba en el gimnasio nunca conseguía obtener los resultados que deseaba. Por suerte, gracias a una dieta disciplinada y a una serie de ejercicios abdominales tres días a la semana, ha conseguido el cuerpo con el que siempre soñó. De entre todo su esfuerzo, Carl afirma que los cambios más importantes que hizo en su vida fueron:
Prestar atención al consumo de calorías
ssuaphotos/Shutterstock
Parnell afirma que uno de sus principales errores era que consumía demasiadas calorías al día. Después de averiguar cuántas calorías necesitaba su cuerpo respecto a su constitución y su nivel de actividad, Parnell lo puso en práctica y comenzó a ver los resultados de su esfuerzo en el gimnasio.
Durante 3 años, Dan y su esposa Leah vivieron un auténtico calvario al tratar de conseguir lo que toda pareja desea formar: una familia. La pareja procedente de Cincinnati solo recuerda de aquella época el sinnúmero de esperanzas derrochadas en hormonas inservibles para Leah, las inseminaciones intrauterinas infructuosas y las dolorosas e inútiles sesiones con agujas a las que Leah se tuvo que someter.
Aquel tremendo esfuerzo que realizó la pareja parecía ser en vano, por no hablar del agujero económico que estaba causando en sus bolsillos.
Recientemente, Dan escribió una carta pública a través Facebook en la que describe el tortuoso camino que debió seguir junto a su pareja para conseguir el deseado embarazo. Afortunadamente, tal y como descubrirás a continuación, todo el esfuerzo, los nervios y la lucha de la pareja se vio recompensada.
El mensaje de Dan no puede estar escrito con mayor honestidad. En él, Dan plasma de forma cruda y real algunos de los impedimentos que deben superar las parejas que sufren un problema como el suyo.
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«¿Tienes un minuto? Tengo una historia muy larga que contar…», comienza Dan.
Leah y yo hemos intentado formar una familia durante más de 3 años. No estoy seguro sobre cuándo decidimos comenzar a barajar la posibilidad de tener un hijo. Supongo que ocurrió al igual que todos nuestros planes, la idea surgió sin pensar y en aquel momento nos parecía que sería fantástico tener un bebé.
Lo intentamos y no se quedó embarazada.
Quiero decir, a ver, cuando tienes veinte años parece que puedes preñar a cualquier chica con tan solo mirarla. Todos hemos oído historias de chicas que se quedaron embarazadas aún utilizando preservativos, lubricantes con espermicida, el DIU, ¿cierto? Pues nosotros no lo conseguimos.
Los dos habíamos superado los treinta, posiblemente estábamos un poco oxidados, no había de qué preocuparse. Comenzamos a utilizar aplicaciones y calendarios para realizar un seguimiento de esto y aquello. Hicimos pruebas de ovulación. Seguimos las típicas leyendas que hablan sobre posturas mágicas o tiempos concretos. Conseguimos tener algunos retrasos e incluso algunos periodos nunca llegaron.
«Comenzamos a visitar a doctores, a realizar análisis de sangre, de esperma y todo ese tema. La ciencia, en un despliegue de sabiduría nos dio la respuesta a nuestro problema.
‘Está todo bien, no deberíais de tener ningún impedimento para tener un bebé.’
Los médicos suelen detectar cuál es tu problema y te dan unas pastillas para solucionarlo, pero ese no fue mi caso.
Después de las visitas al médico, Leah tampoco se quedó embarazada.
Así fue cómo decidimos comenzar con el tratamiento hormonal de Leah. Con los primeros tratamientos empezamos a entender que nada de esto lo cubriría el seguro y que no podríamos estar eternamente costeándonos los tratamientos por nuestra cuenta.
Tal vez no obteníamos los resultados esperados porque éramos demasiado mayores. Nos encontrábamos en la treintena y en una de las visitas al doctor nos comentaron que los niveles hormonales estaban un poco bajos, lo que significaba que nuestro suministro de células reproductivas estaba disminuyendo.»
«Ante aquel panorama, comenzamos con la IIU (inseminación intrauterina). Aquel tratamiento suponía inyectar un chute de hormonas en Leah para intentar mejorar la ovulación. ¿Sabes lo que ocurre cuando una persona tiene las hormonas por las nubes? Te puedo asegurar que no ocurre nada bueno.
Mi cometido en aquel tiempo era no decir ninguna estupidez que pudiese comenzar una pelea. Tenía que hacer malabares para que Leah estuviese feliz y no se alterase en su estado.»
«Lo peor era cuando alguien le preguntaba cuándo íbamos a tener hijos. Realmente aquello era lo peor…
Después de una o dos ecografías para asegurarnos de que no había problemas con el número de óvulos y que estaban en el lugar correcto, yo tenía que inyectarle a mi esposa, que por supuesto tiene fobia a las agujas, un componente en el muslo que induciría el proceso de ovulación. Tal y como ella decía, no se trataba tanto del miedo que tenía a las agujas como del miedo que le tenía a una aguja manejada por mí.
Con el tiempo desarrollamos un método para administrar exitosamente las inyecciones. El método era muy sencillo, ella miraba para otro lado o cerraba los ojos mientras lloraba y yo contaba hasta 3 aunque siempre daba el pinchazo en un número aleatorio para que no se lo esperase.
Después de aquella bonita historia, al contrario de lo que puedas pensar, no teníamos una vida sexual activa. En lugar de eso, yo tenía que dejar que mi esperma se acumulase durante unos días antes de realizar la extracción».
«Durante los últimos dos años, llegué a ser bastante profesional en lo que a extracción de esperma se refiere. La primera vez fue un poco extraño, es algo que puedes hacer en cualquier momento pero cuando estás en un lugar ajeno y bajo la presión de un reloj que te pide llevar la muestra hasta el laboratorio a tiempo la cosa cambia.
No hablaba mucho sobre eso porque era bastante vergonzoso entrar a una habitación preparada para la masturbación mientras un grupo de personas te espera fuera esperando que aciertes dentro del tarro y todo vaya bien.
La habitación es como una combinación de hotel y un despacho. Había una imagen completa del estadio de fútbol de la Universidad Estatal de Ohio lleno de fans, parecía que me estuviesen animando. Había también una pequeña radio sintonizando la radio local de entrevistas políticas.
Bajo la mesa había un montón de revistas que no me apetecía lo más mínimo tocar, al otro lado de la habitación había un televisor enorme reproduciendo un DVD. El mando a distancia tampoco era algo que me entusiasmase tener entre mis manos en aquel momento.»
«El primer paso en caso de accidente es no tratar de ocultar el desastre raspando con el bote tu fluido. Esto hace que tu muestra esté corrupta, lo que significa que tu pareja puede llegar a ser inseminada con fibras de alfombra, y eso no es lo que queremos, ¿verdad?
El segundo paso es decirle al personal de recepción que tuviste un accidente, algo que puede parecer terrible. Sin embargo, las personas que trabajan en el laboratorio terminan manipulando más de 80 muestras procedentes de hombres que se acaban de masturbar o que están a punto de hacerlo. No hay que avergonzarse, son todos unos profesionales que no te juzgarán.
Aún así, todo el mundo es muy vergonzoso con este tema. Es difícil hablar con alguien que sabe que acabas de tocarte el pene.
El DVD podría cambiar con el tiempo, pero siempre era el mismo. Diría que se trataba de una producción de los 90′ en la que había una escena lésbica en un barco, era una de esas escenas en las que abunda el aceite y en las que puedes ver unas uñas tan largas que te cortan el rollo al instante, si es que logras cogerlo.
Ah… Tienes que hacerlo en seco, ya que un posible lubricante disminuiría la calidad de la muestra y no es algo muy inteligente por nuestra parte.
Al final lo conseguí, terminé mi negocio ahí abajo.
Una vez que han lavado, centrifugado o lo que sea que hagan con la muestra, la ponen en una bolsa de papel que tú llevas hasta el médico para que inicie el proceso. Es fácil diferenciar a las parejas que acuden con la misma misión que tú ya que se les nota cómo intentan esconder la bolsa de papel que llevan entre las manos.
Cuando me dieron mi bolsita de papel la llevé hasta el médico como si fuese la bolsa del almuerzo. La IIU en sí es un proceso bastante rápido, y por lo que sé, indoloro. Antes de marcharte se realiza una ecografía para estar seguros de que todo está en su lugar.
«Te advierten que no utilices las típicas pruebas de embarazo ya que estas miden los niveles hormonales y después de haber estado tomando todo tipo de cosas durante el tratamiento puede que den un falso positivo.
Tras algunas semanas, a veces llega el periodo, por lo que tienes que empezar todo el proceso de nuevo. Otras veces el periodo no llega pero tampoco llegan las cruces o las dos raya o lo que sea que indica que estás embarazada. Lo único que puedes hacer es seguir intentándolo mientras pierdes la esperanza y ves como algunos de tus amigos consiguen traer un bebé al mundo casi por casualidad. En esos casos te enfadas contigo mismo porque no eres capaz de ser feliz con la felicidad de otras personas. Otro día la vecina de 17 años del otro lado de la calle aparece con un bombo, haciendo que te deprimas aún más. Otro día tu prima llama para decirte que espera un bebé, por lo que solo te queda esperar, esperar mientras lloras.
Ves que la gente sale a la calle con sus hijos y disfrutan junto a ellos mientras que tú darías cualquier cosa por tener un bebé y aún así no puedes sin saber muy bien el por qué.
Realmente no quieres odiar a la gente que te rodea. Crees que los bebés son algo precioso, pero no puedes evitar sentir envidia y resentimiento.»
«Ves a gente por internet diciendo que no comprenden a las personas que quieren tener hijos, que vivir el resto de la vida sin una personita a tu cargo es lo mejor. Entonces es imposible no pensar por qué esto te ocurre a ti y no a ellos, por qué tú que sí quieres eres incapaz mientras que ellos simplemente deciden no tener hijos.
Con la moral por los suelos empiezas a escuchar a médicos que empiezan a hablar de otros métodos, y créeme, esos métodos son aún más caros que los anteriores. Cuando crees que todo el esfuerzo ha sido en vano y que ya no podrás seguir costeando ningún tipo de tratamiento, tu mujer se somete a un último tratamiento de IIU con una muestra que dejaste congelada y…
«Le realizan un análisis de sangre dos semanas más tarde y te aseguran que está embarazada. En ese momento lloras, lloras como ese niño pequeño que quieres tener entre tus brazos. Lloras de forma honesta porque realmente pensabas que esto nunca ocurriría.
Tras unas semanas vas con tu esposa para comprobar con una ecografía que es cierto, ahí está. Quiero decir, sí, ves un renacuajo con la cabeza enorme. Es tan real que olvidas todos los temores que has ido acumulando durante todo el tortuoso proceso.
«Nos encontrábamos rozando los 40 años, por lo que las posibilidades de que el embarazo viniese con alguna complicación eran bastante más altas de lo normal. Pasábamos mucho tiempo hablando sobre el tema, y creo que por miedo no nos hacíamos demasiadas ilusiones. Aún así, los médicos nos recomendaron que viviésemos el embarazo relajadamente. Realmente todo parecía ir correctamente hasta que fuimos a la última revisión antes del parto cuando el doctor nos dice:
‘Lo siento mucho. No consigo escuchar el latido del corazón.’
…
No estás embarazada.
He sentido cómo el tiempo se detenía en otras ocasiones. He tenido accidentes de tráfico, he caído al intentar saltar una valla y he tenido caídas duras con la bicicleta de montaña, sin embargo, nunca he sentido el vértigo infinito que sentí cuando nos dijeron que nuestro bebé estaba muerto. En mi imaginación lo vi crecer hasta convertirse en adulto y tener sus propios hijos. Se había acabado todo.
Hace más o menos una semana que Leah debía salir de cuenta. Es como un accidente de tráfico que tienes justo delante y no quieres mirar, solo quieres seguir adelante y olvidarlo todo.
El mundo no se va a detener, tienes que levantarte e ir a trabajar. Estas cosas pasan la gente pierde bebés todo el tiempo.
Aunque ocurre con naturalidad nadie habla de ello. Nadie entra en Facebook y se lo cuenta a sus amigos, nadie quiere hablar del tema.
Desafortunadamente, aunque quieras compartir tu dolor con los demás, no puedes. Cuando muere algún miembro de la familia puedes compartir el dolor con alguien. Con un aborto involuntario de qué vas a hablar con nadie si ni siquiera has conocido a la criatura, no pudiste compartir momentos con ella, nunca la escuchaste hablar, pero aún así significaba un mundo para ti.
El personal del hospital fue excepcional, nos aportaron multitud de información sobre grupos de apoyo a los que nunca iremos.»
«Es muy difícil pensar en lo ocurrido. Más bien no quiero pensar en ello. Imagino que pasarán algunos años hasta que pueda hablar con normalidad del tema sin llorar.
Comenzamos de nuevo el proceso de fertilidad demasiado pronto en un arrebato de falso optimismo y valentía. Desgraciadamente los tratamientos hormonales fueron demasiado para Leah y al final decidimos parar. Nuestro médico nos dijo en privado que teníamos que cuidar de nosotros mismos aunque si realmente deseábamos tener un bebé debíamos seguir intentándolo o empezar a barajar otras posibilidades ya que la edad avanzaba en nuestra contra.»
«Lo intentamos un par de veces más, con el último intento decidimos que si no funcionaba empezaríamos a barajar otras posibilidades que no tuviesen que ver con la IIU.
Durante todo el maldito proceso que hemos pasado estos años no hemos obtenido ninguna prueba de embarazo positiva. Incluso cuando Leah quedó embarazada el médico fue quien realmente nos comunicó la noticia. Esta era nuestra última oportunidad.
Aquel día estaba en la ducha con ella sin saber como decirle que en aquella ocasión el resultado había vuelto a salir negativo.
Mientras ella lloraba bajo la ducha, busqué sobre ‘línea fantasma test de embarazo’. No pude creerme lo que encontré. Hasta la más mínima y tenue línea era válida para el test.
«No es que nos lo creyésemos en aquel momento, pero tras tres visitas al ginecólogo hemos podido incluso oír el latido del corazón de nuestro pequeño. No recuerdo un sonido más hermoso en este mundo.
Dentro de poco tendremos otra revisión y aún seguimos muy nerviosos. No quiero gafarlo todo en el último momento y volver a pasar por algo tan doloroso.
Sé que muchas personas han pasado por mucho más que nosotros. Algunas personas no han conseguido que la mujer esté en cinta ni una sola vez. Aunque algunos tienen éxito, se que existen otras personas que no son tan afortunados como nosotros y eso me da fuerzas para luchar por lo que hemos logrado.
Espero que nuestra historia le de fuerzas a aquellas personas que están pasando por situaciones parecidas tal y como nos dieron fuerza las conversaciones que tuvimos con otras parejas. Muchas gracias a todos ellos. Espero que tal vez ayudemos a alguien a que sienta que no está solo.»
¡Comparte la historia de Dan y Leah con todos tus amigos!
Después de conseguir ahorrar 4500€ para poder conseguir una lápida muy especial para su hijo de 4 años, esta madre se vio obligada a retirarla por una queja.
La lápida en concreto era tan importante para ella porque tenía la forma de un oso de peluche con una estrella en sus manos y se encontraba en el Cementerio de Great Malvern.
El pequeño Max Corbett-Garderer falleció después de varias complicaciones por culpa de la epilepsia cuando tan sólo tenía 4años. Su madre encargó esta nueva lápida para conmemorar el que habría sido su séptimo cumpleaños.
Tan sólo tres días después de que colocaran la nueva lápida los jefes de mantenimiento del cementerio tuvieron que quitarla ya que un familiar de alguien que estaba allí enterrado se había quejado. Al parecer se quejaba porque la lápida no estaba en sintonía con el resto del cementerio.
Quitaron la lápida sin avisar a su familia y ahora su madre está pidiendo por favor que vuelvan a ponerla en su lugar ya que necesitan un lugar donde poder recordar a su hijo.
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El director del cementerio explicó que si la madre hubiera presentado la solicitud adecuada antes de colocar la tumba nunca le habrían dejado ponerla en primer lugar. Max fue enterrado en la parte del cementerio destinada a los adultos para que estuviera cerca de su familia.
Esta es la razón que impedía que su lápida en forma de estrella pudiera estar allí. Si hubiera estado en la zona de los niños no hubiera habido ningún problema.
Un portavoz del Ayuntamiento ha asegurado que la rápidez con la que se ha quitado ha sido debido a que la familia lo pasaría peor cuanto más tardaran en hacerlo.
Ya se ha acordado que la madre de Max se reunirá con el director del cementerio para poder llegar a un acuerdo sobre el diseño de un lápida adecuada para este pequeño.
¿Qué opinas sobre lo sucedido? ¿Crees que fue adecuado retirar la lápida que era tan especial para su pequeño? Puedes dejarnos tu opinión en los comentarios
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